Educación Bucodental




Una buena higiene bucal debería empezar a una edad más temprana de lo que habitualmente se suele pensar. Y es que la limpieza bucal infantil, junto a la adquisición del hábito de su mantenimiento, comportará que el adulto pueda conservar sus dientes para toda la vida. Por eso, es importante que esta práctica se inicie en el recién nacido, sin esperar a que aparezcan las primeras piezas dentarias, mediante una gasa de algodón humedecida en agua potable.


Esto se realiza por varias razones; una de ellas, obviamente, es para mantener la boca del bebé limpia de restos, y otra, es la de ir acostumbrándole a este hábito. En este sentido, generalmente por desconocimiento, muchos padres no inician la higiene bucal de sus hijos hasta cerca de los dos años (edad en la que ya se pueden empezar a usar los cepillos dentales). Y muchas veces puede que a esa edad hayan aparecido las primeras caries.
Para que esta rutina se convierta en imprescindible en el día a día de cualquier bebé o niño, conviene realizarla de la forma más amena posible:
  • Llevar a cabo la higiene en un momento en el que el niño esté relajado y de buen humor, y no esperar al momento previo de ir a la cama que es cuando está más cansado o dormido.
  • Negociar y dar opciones. Se puede preseleccionar los cepillos que consideremos adecuados para el niño y dejarle a él escoger cuál o cuáles quiere usar. Si el cepillo tiene su color o su personaje favorito, le entusiasmará más cepillarse los dientes.
  • Proponer una actividad agradable para el niño, no a modo de chantaje ni recompensa, sino como un incentivo para hacer después del cepillado.
  • Evitar amenazas, castigos y argumentos negativos. Siempre es más recomendable mostrar el lado positivo del cepillado: Nos cepillamos para cuidarnos, igual como hacemos con el cabello...
  • Reservar un juguete para la hora del cepillado. Se puede usar una marioneta, un muñeco o algún objeto interesante con el que el niño sólo pueda jugar durante cepillado los dientes.


Los puntos más importantes de esta educación son: 
Cepillado diario. Hay que escoger un cepillo adecuado según la edad del niño, con un mango ergonómico y grueso que facilite la maniobrabilidad como el cepillo de dientes VITIS junior. Es recomendable limpiar las superficies dentales laterales con movimientos circulares y las superficies masticatorias de delante hacia atrás. 
Gel dentífrico. El cepillado debe acompañarse con una pasta o gel dental que contenga flúor, cuya cantidad varía en función de la edad, ya que éste ayuda a fortalecer el esmalte y disminuir las probabilidades de desarrollar caries. El gel dentífrico VITIS junior con sabor tutti fruti previene la caries y cuida dientes y encías gracias a su baja abrasividad. 
Sedas y cintas dentales. La seda o cinta dental elimina la placa bacteriana allí donde el cepillo no llega, lo que evita el desarrollo de caries interproximal (entre los dientes), una de las más frecuentes, y previene la aparición de enfermedades de las encías. La seda dental VITIS suave con flúor y menta es una buena opción para introducir este hábito en su rutina debido a su suavidad y la sensación de frescura. La edad recomendada para introducir la seda dental es alrededor de los 6 años, cuando los dientes de los niños comienzan a tocarse unos con otros. Hasta aproximadamente los 8 ó 10 años, cuando sean capaces de hacerlo solos, los niños normalmente necesitarán la asistencia de un adulto. 

Noche. Todos los cepillados son importantes, pero uno en concreto lo es especialmente, el cepillado nocturno. Durante la noche producimos menos saliva y nuestra boca está expuesta a las bacterias, por lo que el cepillado nocturno es primordial para evitar la aparición de caries.
Azúcar. Evitar el abuso de alimentos azucarados y establecer la relación entre la ingesta de estos alimentos con una buena limpieza dental posterior. Los azúcares más pegajosos, como los presentes en caramelos o gominolas, son los más perjudiciales debido a su capacidad de retención. También es recomendable que los niños no piquen entre horas para que la exposición a los azúcares no sea constante. En caso de que lo hagan, es conveniente que se cepillen los dientes a continuación. 
Odontólogo. Una buena prevención es siempre más beneficiosa para nuestra salud. Por tanto, no es recomendable llevar a los niños al odontopediatra sólo en caso de haber desarrollado alguna patología, sino como mínimo un par de veces al año. Si los niños se familiarizan con el odontólogo desde la erupción del primer diente, se evita la aparición de la odontofobia, muy común entre los más pequeños. 
Jugar. Para que los niños adquieran una buena rutina de higiene dental casi sin darse cuenta, es bueno introducirla de una forma que sea divertida e interesante para ellos. Así, lo asociarán a algo positivo y no a una imposición. Utilizar juguetes, explicarles a través de un cuento por qué es importante la higiene bucal o escoger cepillos de colores divertidos son buenas maneras de conseguirlo. 
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Bibliografia:sentado.es, vitis.es.

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