Por qué las niñas se centran menos en la educación STEAM


Por qué las niñas se centran menos en la educación STEAM


1-La importancia de confiar en uno mismo

La educación tiene que estimular la confianza de las niñas en sí mismas. En una investigación publicada en 2017 en la revista Science, se preguntaba a niños y niñas
si, cuando se les hablaba de una persona especialmente inteligente, creían que era de su género o del contrario. Cuando tenían cinco años, no se observaban diferencias: los niños escogían hombres y las niñas escogían mujeres en un 75% de las veces. 

Sin embargo, a partir de los seis años, mientras que ellos seguían escogiendo hombres como «muy, muy listos» en un 65% de las veces, ellas solo seleccionaron su propio género en un 48% de las ocasiones.

Seguimos avanzando y llegamos a los 12 años. Según la OCDE, las alumnas tienden a sufrir un mayor sentimiento de ansiedad con las matemáticas, incluso las que tienen mejor rendimiento académico. Tanto es así, que una investigación demostró que si pones un
examen de matemáticas idéntico a estudiantes de esa edad, uno bajo el encabezado “Geometría” y otro bajo el nombre “Dibujo”, ellas obtienen mejores calificaciones en el de “Dibujo”.

"La autoeficacia, una cuestión de autopercepción"
En la universidad la cosa no cambia. En 2003, se hizo un estudio para ver el impacto de la percepción de las mujeres sobre su propia capacidad. Dieron a estudiantes masculinos y
femeninos un cuestionario sobre el razonamiento científico. Antes de la prueba, calificaron sus propias habilidades científicas.

Las mujeres, en una escala de 1 a 10, se pusieron un promedio de 6.5 mientras que los hombres, un 7.6. Cuando se trató de evaluar cómo habían respondido las preguntas, las
mujeres pensaban que habían acertado 5.8 de cada 10 preguntas; los hombres, 7.1. ¿Y cuál fue el resultado real? Su promedio fue casi el mismo: ellas obtuvieron 7,5 de cada 10 y ellos 7,9. Es decir, ellas subestiman su rendimiento porque piensan que su capacidad de razonamiento científico es menor.

Y cuando llegamos a la etapa profesional, el agujero persiste (no solo por el síndrome de la impostora). Un análisis que hizo la empresa tecnológica Hewlett-Packard mostró que las mujeres solicitaban una promoción interna solo cuando creían que cumplían con el 100% de las condiciones enumeradas para el puesto. Los hombres se postulaban con un 60%.

2-Estereotipos asociados a las carreras STEAM

La educación de las niñas ha de vencer estereotipos asociados a carreras científico-tecnológicas. El experimento «dibuja a una persona científica» con niños y niñas, arrojaba que en los años 60 y 70, menos de un 1% dibujaba mujeres. En 2016 ya hablamos de un 34% (y más del 50% si miramos solo los dibujos de las niñas).

Pero normalmente esos dibujos corresponden a la imagen estereotipada de científico loco
y asocial, cosa que no quieren ser nuestras niñas. Y aquí tiene mucha influencia la imagen que se proyecta en series, películas, juguetes, etc.

Basta con mirar los personajes de The Big Bang Theory, donde hay una doble transmisión de estereotipos: ellos son brillantes pero frikis y ellas o son guapas y tontitas o inteligentes y frikis. A esto se le junta lo mal que
solemos explicar en qué consisten las carreras STEAM y a qué se podrán dedicar en un futuro en el ámbito laboral con esta formación.

3-El entorno, clave en la educación de las niñas

La educación de niñas depende de su entorno cercano. Christia Spears Brown, autora del libro Crianza más allá del rosa o el azul, analizó cómo familiares y profesorado
tienden a atribuir las buenas notas en el colegio al esfuerzo de las niñas pero a la habilidad natural en el caso de los niños (“qué trabajadora eres” vs. “qué listo eres”).

A esto se le suma el efecto Pigmalión o la profecía autocumplida. Este efecto se refiere a que las expectativas que tenemos sobre el rendimiento de una persona le incitan a actuar conforme a dichas expectativas. Es decir, las esperanzas que tengan docentes, familiares
y la sociedad en general inciden en el desempeño de nuestras niñas.
Por ejemplo, si una persona cercana piensa que voy a obtener muy buenas calificaciones, esto elevará mi autoestima y me incitará a trabajar para conseguir los resultados que se
esperan de mí. Pero lo mismo sucede en sentido inverso: efecto Pigmalión negativo, también conocido como el efecto Golem, que hace que la autoestima disminuya.

Si en casa decimos que a las niñas no se les van a dar bien las matemáticas, se produce un bloqueo en ellas. En última instancia, hará que asocien las carreras STEAM con algo
que es inalcanzable para ellas.

Además, en el entorno familiar, en muchas ocasiones se ve
con preocupación que escojan determinadas carreras porque piensan que se van a encontrar un entorno hostil, estarán solas, bajo una lupa… y no queremos que sufran.

4-¿Como quién quieres ser de mayor?

La educación de las niñas se enfrenta a una falta de referentes femeninos.
Como la astronauta Sally Ride dijo en una ocasión: “no puedes ser lo que no puedes ver”.

Un estudio realizado por Microsoft entre 11.500 niñas de toda Europa establece que las que tienen modelos femeninos -ya sea en el ámbito familiar, educativo o a través de los
medios de comunicación, la literatura o el cine- muestran un índice de interés en carreras STEAM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Arte, Matemáticas) de un 41% frente al 26% de las que no conocen ejemplos de mujeres.

Dentro de esta misma ecuación, la ficción tiene también un papel fundamental. 

Así lo demuestra el efecto Scully, análisis del Geena Davis Institute on Gender in Media, que muestra que el 63% de las mujeres que hoy se dedican a la ciencia y que tenían alrededor de 12 años cuando se estrenó Expediente X, aseguran que el personaje de Dana Scully les dijo que ellas también podían hacerlo.

Por ello Supereducalandia está visibilizando mujeres influyentes, referentes en el mundo STEAM para que todas esas niñas, tengan su SCULLY del siglo XXI.
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